Crónica de la cena de septiembre de 2015 en Restaurante Piñera

Crónica de la cena del mes de septiembre de 2015

Restaurante Piñera, 24 de septiembre de 2015

Termina el colegio y comienza el instituto. Dejamos una fase de la vida, unos profesores, unos amigos… y comenzamos otra nueva. Ya nos hemos hecho mayores e iniciamos un nuevo camino, con nuevos profesores, compañeros, clases, etc. Un día dejamos el instituto y comenzamos la universidad, donde volvimos a iniciar el ciclo: nuevos profesores, nuevos compañeros, clases, etc. Es el ciclo de la vida, que dirían en El Rey León.

Un día vamos andando por la calle y nos encontramos con nuestro compañero de pupitre del colegio. Es tontaina al que dábamos collejas en todos los recreos y que nos respondía con patadas en la espinilla cuando nos dábamos la vuelta. Una relación que se había cimentado en golpes, patadas, juegos de comba y goma, polis y cacos, partidas de peonza o monopoly y partidos de fútbol jugados con una pelota hecha del papel de aluminio de todos los bocadillos de los chicos de la clase. Esta relación, que nadie sabe cómo ni porque terminó una tarde de viernes al salir del colegio, brota de nuevo en nuestro corazón después de que alguien nos toque en la espalda mientras esperamos a que un semáforo se ponga verde para poder cruzar la calle.

Esta sensación se produjo de una doble manera en la pasada cena en Piñera. Por un lado nos encontramos los amigos que habíamos dejado de vernos para pasar el verano con nuestros padres en los lugares de veraneo. Las expresiones de ¿Qué has hecho? ¿Has ligado mucho? ¡Que moreno estás! Pasan a convertirse en otras como ¿Desde cuando tienes barba? ¡Se te ve estupendo! ¡Cómo has adelgazado! Nuevas expresiones para expresar los mismos sentimientos: una alegría tremenda al ver a la gente con la compartimos los momentos más agradables de nuestra vida, ya sea un recreo en un patio polvoriento, o una cena mensual en un restaurante rodeados de humo, comida y alcohol.

Por otro lado volvimos a Piñera, uno de los restaurantes con los que compartimos nacimiento, crecimiento, alegrías en los premios y tristeza en las partidas de la gente a la que queremos. Un sitio en el que pasamos juntos los avatares de la entrada de la prohibición, que se esforzó en seguir invitándonos a cena ir a cenar cuando nuestros legisladores intentaron prohibirnos nuestra afición. Un lugar que fue nuestra casa cuando no teníamos casa y que, al igual que ocurre con los compañeros que dejamos en el colegio, llevábamos mucho tiempo sin ver aunque el cariño mutuo que nos profesábamos seguía latente dentro de nosotros esperando para salir y manifestarse a la primera ocasión posible.

Esta ocasión fue el 24 de septiembre. Al aroma de las perlas de González Márquez fuimos llegando todos los socios y amigos para nuestro nuevo reencuentro. Grandes sonrisas para un gran momento que revivimos todos los meses de septiembre desde hace más de 10 años. Risas colectivas al recordar cómo alguien tuvo que remar con su barco un montón de millas náuticas, alegría conjunta para el que ha encontrado un nuevo cliente o trabajo este verano, y admiración hacia aquellos que, el pleno mes de septiembre todavía siguen de vacaciones.

Y al albor de todos estos buenos momentos, una bandeja de snacks y una sardina ahumada en tosta con alcaparras y parmesano. ¿De donde sacan estas sardinas? era la pregunta que todo el mundo se hacía mientras degustábamos una ensalada de hojas tiernas con pato y membrillo. Pues de donde va a ser, ¡del mismo sitio donde se crió la merluza de este taco con salsa verde y verduritas respondimos mientras que nos traían el plato de solomillo de buey con puré de patatas. La verdad es que es imposible cenar mal en un sitio donde nuestro amigo el televisivo Jesús Almagro cocina. ¡Vaya tarta fina de manzana con helado de vainilla nos dio de postre! ¡No se podía terminar de cenar mejor!

Al terminar de cenar nuestro presidente Bernard nos habló de las novedades para los próximos meses, citándonos para las siguientes cenas mensuales. A continuación, y tal como manda la tradición, nuestro amigo Ángel nos dio una breve pero amena explicación acerca del habano que íbamos a degustar, el Wide Churchill de Romeo y Julieta. Vaya sorpresa nos llevamos. Un habano fuerte y recio de principio a fin, empezando con una fuerza e intensidad que se mantuvo a lo largo de la hora larga que se mantuvo encendido, evolucionando placenteramente a lo largo de la fumada.

¿Y cual es la conclusión de esta maravillosa velada? El volvernos a reunir dentro de un mes en Arce para tener otra de nuestras jornadas de felicidad completa y compartuda. Hasta dentro de un mes.

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